Entre aguas dulces y saladas, vivirás una PAZcífica experiencia; aquí, donde todo es común, los silencios de la selva y el arrullo de las olas te calman y la magia de su gente te sana; es aquí, donde los colores de la tierra y la luz de las estrellas se funden en una energía que te hace más consciente.En este territorio de luz, cuidar la vida es tarea común dónde todos somos cómplices; nuestros secretos mejor guardados como lugares mágicos y conocimientos ancestrales están a disposición de quienes nos visitan.

Honramos el concepto del bienestar compartido, a través de una economía en minga que garantiza tu experiencia y el crecimiento de nuestra red de expertos locales. Aquí la vida es simple, determinada por los ciclos de la marea que cada seis horas cubren y desnudan los más de 45 kilómetros de playa, aprovechada por los cangrejos que dibujan en filigrana cada palmo de arena. Aquí, en luna llena los heroicos abuelos te hablan y en la complicidad de la menguante, cada gota de tu cuerpo se ilumina, fundiéndose con la fosforescencia de la selva y la luminiscencia del mar.

En pleno corazón del Chocó Biogeográfico, en la segunda mitad de cada año, tus sentidos despiertan con los colores de seres halados que trinan por los aires, con la eclosión de pequeñas tortugas que presurosas buscan refugio en esas aguas de color esmeralda, con el júbilo de aquellas que llaman jorobadas al tener sus crías en el útero que ofrece este cálido pacífico y con los otros que prefieren sigilosamente esconderse en el espeso verde de una selva donde dar vida, también es común; durante 365 días alucinarás con los misterios de Cabo Corrientes al sumergirte en sus profundidades y desafiar la fuerza de sus gigantes olas; te darás la oportunidad de reencontrarte con tu ser espiritual y te gozarás una cultura basada en la alegría; el deleite de sabores y sonidos son producto de voces femeninas que cantan y manos que cultivan; de hombres que pescan y seres que miman; de abuelos que arrullan y abuelas que alaban; de tamboras que susurran y marimbas que lloran; de viche y cimarrón, de zoteas y parteras.

Si vienes despójate de todas tus cargas; nuestra red de expertos (más de 40) se encargará de cuidarte; cuando te vayas, recoge tu nueva carga: las gotas de rocío de un cielo gris que te mojó, los rayos de un sol que te abrigó, la humedad de una selva que te acogió y el amor de una raza que con sus danzas te abrazó.
Aquí, solo llegan los espíritus que están listos para su renovación; siente su paZcífico saludo mientras llegas.

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